La cojera es una alteración en la marcha del caminante, producida por lesión, malformación, dolor o incomodidad. Impedido de andar por ahí con un andar regular, el cojo se ve obligado, si quiere intentar su propio desplazamiento, a un peculiar y continuo meneo, que le vale toda clase de miradas y risas de corte burlesco.
Más conocido en Chile como “pata ´e cumbia”, el cojo transitorio o permanente no pasa inadvertido.
Tal vez sea por ese peculiar modo chileno de bailar la cumbia, ese si-no tieso pero cumbianchero que nos caracteriza, que nos contiene al tiempo que nos invita a “mover la patita coja” cuando aparece ella, la cumbia con sus sones sabrosones, que el “pata e´ cumbia” es un personaje carismático, inspirador y plenamente cumbianchero.
Haciendo eco del singular personaje y tras declararse “cojos de corazón”, el año 2008 surge en la escena local la banda Los Pata ´e cumbia, que a la fecha llevan lanzadas 2 producciones discográficas: “Seca mis lágrimas” (independiente) y “La lucha continua” (sello azul), disco del 2009 en el que se incluye un clásico de Los Wawancó, “La ruana”.
Y es que el cojo deambular nos remite a la inevitable vinculación de la cumbia chilena con lo festivo, con lo cotidiano y con las ganas de mover el esqueleto (o la patita), aun cuando de este anhelo surja un baile apenas pudoroso y picarón.
Pero este no ha sido el único eco que en nuestra tiesa pero cumbianchera corporalidad ha tenido la cojera.
En los años ´90, una coja señorita atravesó fronteras en la voz del peruano Tony Rosado, el “Ruiseñor de la Cumbia”, con su Internacional Pacífico, poniendo a bailar a cuanto “pata e´ cumbia” encontró por estas poco agraciada tierras.
El inolvidable sonido de “La Coja Catalina”, ya sea en tiempo de cumbia o de merengue, nos recuerda que aunque no tengamos mucho ritmo, afortunadamente tenemos desde hace poco más de medio siglo a nuestra santa patrona del cumbiancheo, la Santa Cumbia, mama grande de sonidos tropicales (porque en nuestras tierras “si sirve pa´ bacilar, todo es cumbia”) y como dirían en la compañía de danza independiente “Dama Brava”, le damos las gracias por el “sabor” concedido.