Después de un mes teñido de augurios apocalípticos, donde los más fatalistas profetizaban el fin del mundo y otros, menos radicales, fantaseaban con colapsos bancarios y lluvias de meteoritos, lo cierto es que, cada quien con su estilo, continuamos vivitos y coleando; los más cumbiancheros menando con sabrosura sus caderas. Los siempre tiesos de corazón, moviendo hombros y brazos con una gracia solo presente en la cumbia al chilean style.
El fin de año, fecha emblemática para nuestra cumbia, volvió a constatar que en Chile no hay fiesta pública o privada, popular o pelolais, donde no suene ella. Junto a los clásicos y emergentes sonidos del repertorio cumbianchero chilensis, volvimos a festejar junto al himno mayor de nuestra escucha popular y festiva: “Un año más”. Aunque tristemente, también reafirmamos la deuda aun vigente hacia su compositor, Don Hernán Gallardo Pavéz, quien sigue a la espera del reconocimiento del pueblo que tanto ha gozado con su música.
Pareciera que al finalizar el tan esperado 2012, no hay grandes transformaciones en el escenario cumbiero local… salvo por su inesperada vuelta hacia la contingencia política nacional.
Y es que, recién iniciado el 2013, parece claro que la cumbia chilena es mucho más que “ritmo, baile y chuchoca”, como fuera evidente durante los años `60 y `70 del siglo pasado.
Por solo nombrar algunos ejemplos, la canción que acompañó la campaña de Salvador Allende, sonaba en ritmo de cumbia y fue cantada por Humberto Lozán, la emblemática voz de la Orquesta Huambaly, y es bien sabido que Luisín Landáez, el cumbiero venezolano que llegó a nuestro país, participó activamente en la misma campaña, lo que con la llegada del golpe militar le significó la caída de su carrera.
Asimismo, no es de extrañarse que la orquesta tropical con mayor popularidad y apoyo mediático durante los años ‘70 y ’80 haya sido Pachuco y la Cubanacán, conformada por ex militares y cuyo cantante, Roberto Fonseca “Pachuco”, era un abierto defensor de la dictadura militar.
En los años `80 y ´90, el tono cumbiero de época fue laapoliticidad aparente de sus letras y cultores, como eficiente estrategia de evasión de polémicas, polarizaciones y proscripciones. Mayoritariamente, sus cultores prefirieron mantenerse neutros a la hora de mostrar preferencias ideológicas, optando ellos mismos por presentarse como sujetos apolíticos.
Neutralidad aparente, enfatizamos, porque aun en la década de la sintomática apatía política nacional, los ´90, la cumbia acompañó campañas electorales y fiestas privadas de políticos y empresarios de partidos diversos. Reconocemos entonces que tras esa aparente neutralidad, la cumbia, como cualquier expresión artística y cultural, ha tenido y tiene una vinculación con los procesos propiamente políticos. Pero, ¿qué diferencia nos presenta el panorama observado durante el 2012?, ¿qué ha cambiado en los nuevos cultores cumbiancheros que se han apoderado de lo que Christian Peñaloza llama “El nuevo mambo santiaguino”.
Primero, hay que reconocer que con la denominada Nueva Cumbia Chilena, la cumbia comienza a ser aceptada y gozada abiertamente entre las capas medias y altas de nuestra sociedad, las mismas que con anterioridad la miraban con desprecio, por considerarla simple, mediática y populachera, como también lo hicieran anteriormente ciertos sectores de la izquierda, por acusarla de políticamente vacía, y como tal, de eficaz garante de un efecto placebo.
Pero además, con estas nuevas agrupaciones, se empieza a observar una cumbia fusionada en la que confluyen diversos ritmos, timbres y estilos, capaces de albergar letras que explicitan una postura política de izquierda y libertaria, haciendo uso de la popularidad de la cumbia como espacio de resistencia política, de identificación comunitaria con su público y de reivindicación de una cultura popular hasta entonces negada.
Sobre esto, Aldo Asenjo, el «Macha» en el siguiente video dice :
“Cuando los militares cerraron por decreto esta posibilidad que había de celebrar, de carnaval, Chile pasó un oscuro, por 18 o 20 años, en dónde no se podía celebrar, no se permitían reuniones de mucha gente tampoco, y de a poquitito se fue recuperando esto, y supongo que somos de una serie de bandas que están tocando y recuperando este ambiente de celebración” (Entrevista a Aldo Asenjo para la BBC Mundo, octubre de 2012)
Este uso de la cumbia como espacio de resistencia parece llegar a su apogeo durante el año 2011, con el auge del movimiento estudiantil, proceso que sigue consolidándose durante 2012. Las agrupaciones neocumbiancheras se hacen parte de este movimiento a través de diferentes estrategias:
– incorporando letras en sus canciones con claras alusiones a las demandas de los estudiantes, como es el caso de “Compre” de la Orquesta Tocornal y “¿Ké me decí´?” de Chorizo Salvaje;
– haciéndose parte de las marchas estudiantiles y revirtiendo las lógicas de la relación jerarquizada entre músicos y escuchas, como pudo observarse, entre otros muchos casos, con la Banda Conmoción llevando su música a las calles;
– haciendo explícito su apoyo al movimiento en declaraciones públicas como las que se muestran en los siguientes videos:
Lo interesante del proceso, es que esta nueva politicidad neocumbianchera no sólo ha estado sustentada en sus cultores, sino que también en la reapropiación de sus cumbias por parte de los estudiantes movilizados, quienes han intervenido cumbias nuevas y viejas que son parte del repertorio más emblemático de la Nueva Cumbia Chilena, como dan cuenta los siguientes ejemplos, en los que los estudiantes parodian las conocidas canciones “Loca” y “El Conductor”, para difundir sus demandas en distintos espacios públicos:
Los mayas nunca hablaron de un fin del mundo, como muchos gurús y falsos profetas nos quisieron hacer creer, saturando los espacios discursivos de opinión pública. Sin embargo, sí pronosticaron el final de una era que, sin lugar a dudas, estaría acompañado de grandes transformaciones. Desde el silencio, una marcha sin palabras de las comunidades mayas zapatistas de nuestros días, enrostraron al mundo entero la vigencia de un proceso de transformación gestado abajo y a la izquierda, al ritmo del caracol. Desde la palabra, es de esperar que la cumbia, tal como en el pasado, se transforme también para reflejar e incidir en esta nueva era que ya comienza.
4 Cumbiancheros en “Predicciones cumbiancheras 2013: la cumbia chilena en la perspectiva histórica de su propia politicidad”