Compuesta por el argentino Alejandro Vezzani y grabada por el grupo mexicano Los Ángeles de Charly en el disco Te voy a enamorar (Fonovisa, 2001) esta canción alcanza el punto cúlmine de su popularidad el año 2006, cuando logra traspasar fronteras mediáticas, geográficas y sociales, en la versión del Grupo 5.
Tres años más tarde, la canción logra amplio impacto en Chile, mediante una intensa campaña de difusión radial y televisiva, en la voz de nuestro querido Américo, quien la incluye en su disco A morir (Feria Music, 2009), con la producción musical del peruano Estanis Mogollón.
Ampliamente mediatizada en nuestro país, “Que levante la mano”, ha sido ovacionada en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar (2010), utilizada como jingle publicitario e incluida en campañas de propaganda política a nivel local, regional y nacional.
Se trata del desarrollo de un estilo de cumbia chilena largamente relegada a circuitos locales de difusión y recepción mediática, pero que desde hace poco más de cuatro años ha logrado posicionarse como referente musical obligado en fiestas populares, masivas y de élite, eventos públicos de diversa índole, y espacios de divulgación sonora y audiovisual: la denominada Cumbia Balada,de la cual Américo es hoy exponente emblemático (Ver El Embrujo de la Cumbia), caracterizada fundamentalmente por la fusión de la sonoridad de la Cumbia Sound, eliminando sus percusiones electrónicas y matizando su puesta en escena[1] con los recursos arreglísticos de la balada[2].
Pero, ¿que hay detrás de la masiva proyección de la canción «Que levante la mano» por sobre otras cumbias-baladas de Américo y, en general, del repertorio local?
Desde nuestro punto de vista, dos son los elementos que hacen de ésta una cumbia ampliamente apropiable por el público chilensis. Por una parte, la apelación a una temática transversal de la intimidad en la vida social: ¿quién no sufrió por amor?», sumado a la interpelación de su propio título, también parte del coro, al que las audiencias cumbiancheras responden alzando las manos en un movimiento ondulante que caracteriza a las hinchadas del fútbol. en otras palabras, su sencillez temática y coreográfica.
Sin embargo, el íntimo pero masivo vínculo entre «Que levante la mano» y el público local, alberga además una paradoja notable, que expresa una de las particularidades del propio proceso de anidación de la cumbia en Chile: su carácter emotivo e irracional. Y es que pese a que su letra apela a la frase bíblica «Quién esté libre de pecado, que lance la primera piedra», en Chile decidimos cambiar el final de la Historia, y aunque todos hemos sufrido alguna vez por amor, alzamos absurdamente las manos, felices de ser parte del momento festivo que nos permite la práctica cumbiera.
[2]Como la utilización del Círculo de Do. (López Cano, Rubén. 2005. “Más allá de la intertextualidad. Tópicos musicales, esquemas narrativos, ironía y cinismo en la hibridación musical de la era global”. Nassarre: Revista aragonesa de musicología (ISSN 0213-7305), 21/1. (Ejemplar dedicado a: ¿A quién pertenece la música?: la música como patrimonio y como cultura: Actas del VIII Congreso Internacional de la Sociedad Ibérica de Etnomusicología), (http://www.lopezcano.net/). Pp. 2 – 3.