Cuando Chile sale de los festejos del Bicentenario para encarar todo el peso de la memoria reciente tras 40 años del Golpe Militar, la Colectiva Interdisciplinaria de investigación “Tiesos pero cumbiancheros” sigue sentándose a la mesa a conversar con la cumbia y sus cultores locales, en un diálogo que pretende hacer hablar a los silencios íntimos, familiares, bohemios, públicos, cotidianos, oficiales y populares, redescubriendo pliegues en esa historia reciente a través de la reconstrucción de sus muchas memorias, recordando y re-contando desde otros lugares aparentemente invisibles o intrascendentes para la retórica oficial de las grandes historias nacionales.
Creemos que esta es una de las tantas valorizaciones necesarias, pues la simpleza y trivialidad de la cumbia son sólo su cáscara, su estereotípica apariencia. Testigo social privilegiada de nuestra historia reciente, su reconstrucción nos ha ido conduciendo por aspectos identitarios, cotidianos y vivenciales, al mismo tiempo que por mecanismos legitimación de imaginarios nacionales oficiales y formas de (re)configuración de jerarquías político-sociales.
Recordar es un acto creativo, subversivo, donde el pasado reaparece siempre otro. Memoria casi siempre inexacta, a veces errática, acomoda las piezas para dejarla salir en un relato subjetivamente coherente, donde las fuentes históricas objetivas tradicionales generalmente no encuadran. No obstante, también los saberes y haceres académicos resultan estrechos frente al complejo universo de lo vivencial. Por eso nos situamos en el medio, intentando instalar puentes entre lo musicológico, lo sociohistórico y lo político-cultural. Los testimonios hacen aquí las veces bisagra entre las muchas fuentes hemerográficas, literarias y audiovisuales. Éstas, a su vez, nos sirven de contexto.
Nos situamos en el espacio que va configurando nuestra propia memoria cumbianchera, donde sus cultores locales nos llevan a pensar el baile, la fiesta, la noche, el cuerpo, el ocio, lo cotidiano, lo típico y hasta lo patrio, aspectos de nuestra vida social tan ineludibles como fundamentales.
Y es que aunque muchas de las memorias testimoniales de ese patrimonio musical y festivo se fueron con José Arturo Giolito, Luisín Landáez, Roberto Fonseca “Pachuco” e Hiroíto, entre los más relevantes, vimos que muchas otras estaban ahí, esperando un espacio donde volcar recuerdos, músicas, anécdotas, imágenes y otras joyitas que dan forma y sentido nuestro trabajo, aun cuando en el camino, la muerte también fuera alcanzándoles el paso, como sucedió con Juan “Chocolate” Rodríguez, y más recientemente, con el célebre autor de “Un Año Más”, don Emiliano Hernán Gallardo Pavéz, y con el bongosero tropical Iván Díaz.
Dialogamos así en los terrenos de “lo común”, en sus diversos tiempos históricos, pero también en sus múltiples temporalidades, espacios y personajes míticos. Épocas doradas de la bohemia tropical se entremezclan con las muchas versiones de la llegada de la cumbia a Chile, para seguir urdiendo este relato polifónico de extranjerías chilenizadas, apagones culturales y renacimientos cumbiancheros que florecen acrisolados por diversos rincones de nuestro largo y angosto territorio.
Estas líneas no tienen sino la pretensión de volver a invitarlos a releer algunas de esas historias que poco a poco hemos ido reconstruyendo, en clave tiesa pero cumbianchera, desde la alegría y desde la conciencia.